Juan Carlos Rodríguez Yuste. Enfermero Ala 1. Hospital Fremap Majadahonda
La verdad, que ya antes de partir hacia tierras africanas este verano, me insinuaron la idea de poder contar con posterioridad las sensaciones allí vividas. Como primerizo que soy en este tipo de experiencias, siempre me habían comentado, o mejor dicho, siempre oí que era muy complicado poder contar realmente lo que se siente viviendo tal multitud de imágenes, de situaciones.... y que la única forma de poder entenderlo es sintiéndolo en primero persona. Mi pequeña experiencia me sirve para confirma ésto, y animo por ello, ha que intentéis hacer cualquier tipo de voluntariado. No hace falta ni mucho menos recorrer tantos Km., a veces lo tenemos al ladito de casa...
Nacimiento de una inquietud
La verdad que yo desde hace muchísimo tiempo era algo que me planteaba, me inquietaba y me ilusionaba, pero resulta que nunca encuentras el momento adecuado: que si la edad y los estudios primero, la familia y el trabajo después.... o simplemente buscas autoexcusas para no emprender una experiencia de tal calibre, pues el miedo a lo desconocido y el peligro que puedas tener debido a la situación en estos países siempre está ahí.
Pero por fin este año la ilusión superó al miedo a lo desconocido, y mi suerte hizo que se cruzara en mi camino, de la forma más absurda, un grupo de gente encantadora, que compartíamos todos las mismas inquietudes y rebeldía ante la injusticia social, y un proyecto que acababa de nacer, en el que poco a poco te involucras, crees y dedicas cada vez más tiempo... en fin, que ya tenía el empujón definitivo para vivir mi primer voluntariado.
Acercándose el momento
En principio surgió la posibilidad de poder realizar el voluntariado en Venezuela o en Zambia, que es donde tenían la sede los misioneros con los que íbamos a colaborar. Al final, debido a la situación que este último año vivió Venezuela, y aconsejado por los compañeros que allí permanecen, nos decantamos por el país africano.
Es muy complicado partir con un proyecto concreto, sobre todo sin conocer realmente tú , en primera persona la situación o necesidades de la gente a la que en teoría vas a ayudar, y mucho más complicado cuando es la primera vez que vas a emprender algo similar, y con un periodo tan escaso como era apenas un mes. Está claro que en ese tiempo todos éramos conscientes de que no se podían hacer milagros, se podrían cambiar muy poquito, pero si podía ser el principio de futuros proyectos organizados, por qué no, desde nuestro país, y teniendo la suerte, de poder contar con gente de referencia siempre allá.
Lo más importante es tener claro, que un mes no vas a salvar ninguna vida, ser héroe de nada ni de nadie, ni crear un revolución... sobre todo para luego no llevarte decepciones. Así el proyecto en principio este primer año, era simplemente conocer, a pie del cañón una realidad y poder ayudar en la medida de lo posible en todo lo que hiciera falta. Teníamos la suerte de tener mucho camino recorrido, pues llevaban allí trabajando en esa zona, desde hace más de 25 años misioneros principalmente españoles.
Se trabajaba directamente con alrededor de 200 niños huérfanos, a los que se intentaba alimentar, dar educación y enseñarle algún oficio, y de forma indirecta con multitud de personas que vivían en poblados de alrededores donde simplemente se ayudaba a subsistir. La pobreza, lógicamente era brutal.
Así en principio nos marcamos como objetivo, la recogida de material escolar y medicamentos, y la verdad, que en esos momentos y por esas causas, se te agudiza el ingenuo, te buscas mil formas, hablas con todo tipo de gente pidiendo ayuda y asesoramiento El hecho de que la gente te conozcan de forma más o menos directa , supone que respondan más y mejor, y en fin, que al final, la recaudación fue bastante buena.
Como podéis imaginar los inconvenientes con los que te encuentras son mil, y la novatada también se paga. Muchísimos problemas a la hora de transportar el material, mucho dinero, e incluso peligro al llevar medicamentos entre países, pues en principio el transporte de fármacos, y sobre todo de sustancias concretas, tiene su riesgo. Recomendaciones futuras: es mucho más interesante, sobre todo si al país donde te diriges dispone de ello, recaudar básicamente dinero y comprar allá el material.
Y por fin llegó el momento
Al principio sinceramente no sabes donde mirar. Todo te sorprende. Sensaciones inexplicables, miradas increíbles, imágenes impactantes, mil anécdotas que contar, pobreza extrema....
Te planteas muchísimas cosas. Te das cuenta de lo injusta que es la vida y que somos los humanos. Te sientes afortunado pero a la vez egoísta y comprendes a la vez, lo sencillo y complicado que puede resultar vivir...
Pronto cambias el chip, y valoras realmente lo que supone tu estancia allí. El hecho simplemente de estar con los críos, compartir momentos, sacarles una sonrisa escuchar sus problemas compensa todo lo demás. En la primera experiencia, ellos te aportan mucho más a ti, de lo que tú le puedes aportar a ellos.
Te encuentras con una realidad totalmente distinta a la que conoces, y lo más dramático de todo sin ninguna perspectiva de futuro. Hablamos de una población que tiene una esperanza de vida al nacer de 33 años, y en donde una de cada 4 personas tenía SIDA. Un país donde la sumisión de la mujer es tremenda y donde la corrupción política está a la orden del día.Un país donde la única preocupación de los padres, es poder ver la luz al día siguiente, y poder contar el mismo numero de hijos que la noche anterior. Allí el único problema que se plantea, desgraciadamente, es vivir un día más, y así, el hecho de tener SIDA sólo conllevaba el acortar un futuro que realmente no existe. Ahora es más fácil comprender como te puede llegar a colmar tanto una sonrisa que puedas provocar en un niño africano, ¿verdad?
Así que imaginaros. Todo te supera. Prácticamente sólo había niños, niños desnutridos a más no poder, que con suerte comían una vez al día ( o ese era nuestro propósito), bebían los días de celebración una bebida que se extraía de las raíces de plantas, niños que se hacían adultos a los 6 años, niños que con 4 años ya cuidaban de sus hermanos, que andaban km y km sin ningún rumbo fijo....... pero niños también que aunque parezca mentira sonreían, jugaban al fútbol con balones hechos de bolsa de basura corriendo sin saber muy bien de donde podían sacar las fuerzas, te agradecían muchísimo todo, te recibían cantando y bailando, te ofrecían lo que ellos no tenían, se asustaba los más pequeños pues muchos de ellos no habían visto nunca un hombre blanco...
En fin, increíble, el momento de la vuelta en mucho más duro que el de la ida. Te quedas con la sensación de que hay muchísimas cosas por hacer, te traes multitud de ideas de futuros proyectos, y todos, todos, regresamos con la idea de volver antes o después durante más tiempo y con un proyecto más concreto...
Sin duda es la mejor experiencia que he vivido hasta el momento. Afloran todos los sentimientos, sientes lo que pensabas que ya no ibas a sentir, ves cosas que crees que no existían, e intentas volver con otra filosofía de vida.... pero al final supongo que poco a poco el día a día te vuelve a absorber, aunque esperemos que los posos permanezcan ahí...
Actualmente estamos pendientes de concretar algunos proyectos, entre ellos el apadrinamiento de chavales de allá. Algunos para que puedan continuar sus estudios( los chavales de la misión) y otros “ simplemente como ayuda económica”( la gente de los poblados de alrededor). Todavía no hay nada concreto, pero poco a poco irá saliendo, así que si os animáis ya sabéis, poneros en contacto.....
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